La Consejería de Agricultura, Ganadería y Medio Ambiente
cifra en 349.905 euros el coste de las medidas adoptadas el año pasado, en que
se detectó por primera vez la enfermedad en La Rioja Baja.
El consejero de Agricultura, Ganadería y Medio Ambiente, Iñigo Nagore, ha anunciado que este año
se van a intensificar las actuaciones para prevenir la aparición de la
enfermedad conocida como fuego bateriano, que afecta especialmente a los
frutales de pepita como la pera conferencia, incrementando los recursos humanos
para realizar un mayor número de prospecciones y se realizará una intensa
campaña de sensibilización en las zonas productoras.
Nagore ha explicado ante la Comisión de Agricultura del
Parlamento de La Rioja cuál es la situación del fuego bacteriano en la región,
después de un año “complicado” en el
que la enfermedad ha aparecido por primera vez en La Rioja Baja, principal zona
de producción de fruta de pepita. Por ello, ha reiterado, “es fundamental la implicación y colaboración de los agricultores que
deben mantener la alerta y dar aviso ante el más mínimo síntoma sospechoso, y
no actúen por su cuenta arrancando o cortando los árboles a escondidas”.
Durante el pasado 2011, el fuego bacteriano afectó a un
total de 61 parcelas de peral, de las cuales 6 se situaban en el Valle del
Iregua y 55 en Rioja Baja. El avance de la enfermedad ha causado el arranque de
10 hectáreas y 5.121 árboles aislados, “lo
que supone una superficie muy superior a la de años anteriores debido
fundamentalmente al nuevo foco detectado en La Rioja Baja”.
En relación al origen del foco surgido en La Rioja Baja, la
Consejería cree que existían síntomas de la enfermedad desde hace varios años
en varias de las parcelas detectadas en el año 2011, “pero no se notificó”.
Las medidas excepcionales adoptadas el año pasado para
atajar el problema han supuesto un coste de 349.905 euros, incluyendo los
gastos de inspección técnica, la indemnización del material vegetal arrancado y
los gastos de arranque y destrucción. “Esta
cifra demuestra que no se han escatimado recursos técnicos ni económicos, ya
que en 2010 el coste fue de 76.100 euros”, precisó Nagore.
El consejero ha prestado especial atención sobre el gran
trabajo que han realizado los técnicos del CIDA para proteger los cultivos de
esta amenaza, y “que no siempre
reconocido y en ocasiones incomprendido ante la tensión generada por la
sucesiva aparición de focos”. Desde el Gobierno riojano se ha mantenido un
contacto informativo permanente con el sector, además de numerosas reuniones
con ayuntamientos, cooperativas, sindicatos, centros de recepción de fruta, la
DOP Peras de Rincón y particulares.
En estos momentos, el sector está “muy concienciado del problema”, porque ha comprobado los efectos
devastadores de una enfermedad, a la que no han sido ajenas otras zonas
productoras del país, y que “por todos
los medios debemos mantener a raya”, ha subrayado Nagore. También ha
recordado que la fruticultura de La Rioja se ha especializado en un gran
producto como es la pera de calidad, que además de tiene una Denominación de
prestigio y constituye una gran apuesta de futuro para el sector
agroalimentario.
La bacteria ‘Erwinia Amylovora’, más conocida como fuego bacteriano,
origina una enfermedad que afecta a las familias de las rosáceas, a los árboles
frutales de pepita como los perales, los manzanos, etc; los espinos y otros
arbustos tanto en la producción agrícola como en su utilización en áreas de
ocio y esparcimiento.
España, al ser Zona Protegida para la Erwinia amylovora
(aunque recientemente se ha excluido de la misma a Castilla y León) ha
establecido un programa de erradicación y control de fuego bacteriano. Este
programa, aprobado inicialmente mediante Real Decreto 1201/99 de 9 de julio, ha
sido modificado en sucesivas ocasiones: 2005(Real Decreto 1512/2005 de 12 de
diciembre); 2010: (Real Decreto 246/2010 de 5 de marzo, y la última a finales
de 2011 (Real Decreto 1786/2011 de 16 de diciembre).
Desde el año 1994, en La Rioja se vienen realizando cada año
prospecciones sistemáticas en todas sus zonas frutícolas, ya que la Comunidad
Autónoma se considera Zona Protegida (ZP) al Fuego bacteriano. En el año 2000,
se detectó el primer foco de la enfermedad en el municipio de Entrena, y en
años posteriores se confirmó su presencia en Haro, Santo Domingo de la Calzada
y el Valle del Iregua.
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